TODOS SOMOS DAVID.
Los hechos ocurrieron el 6 de febrero pasado, jornada central de la huelga de estudiantes convocada a nivel nacional para protestar contra los recortes y el deterioro de la enseñanza pública. A media mañana estudiantes de institutos de la localidad, padres, madres y profesores nos fuimos concentrando en el céntrico Parque de la Alameda de Marbella. La intención inicial era haber realizado una manifestación autorizada y para ello los estudiantes pidieron el correspondiente permiso que se denegó “por defecto de forma” (¡!), y lo que espontáneamente se decidió -en un contexto distendido, pacífico y hasta cierto punto festivo- fue caminar hasta el Ayuntamiento para expresar nuestro democrático derecho al desacuerdo con unas medidas que contra la educación pública se vienen tomando tanto desde la Junta como a nivel nacional. El dato que avala el espíritu de los manifestantes –en su gran mayoría jóvenes estudiantes- fue la ausencia total de incidentes.
Cuando al regreso del acto se cruzó la calle Ricardo Soriano se decidió hacer una sentada como acto simbólico de protesta. A instancias de un policía, dicha sentada se realizó en un semáforo que entorpecía el tráfico menos que en otros lugares, lo que indica el grado de civismo que imperaba en la protesta. Aquí, la policía procedió a realizar algunas identificaciones y como resultado de ello recientemente nos encontramos con la sorpresa de que a David, estudiante del IES Pablo de Sanz y a otro manifestante perteneciente del 15-M les ha llegado una multa de 2000 euros a cada uno.
¿Cómo interpretar esta sanción a un estudiante de instituto a la vista de los hechos relatados? Desde Marea Verde no tenemos duda al respecto: es una acción que viene enmarcada en un contexto. Es más que discutible que se deniegue el derecho a manifestarse en una jornada de huelga nacional por “defecto de forma”; es preocupante que en una asamblea previa realizada en el salón de actos IES Río Verde por parte de toda la comunidad educativa y social de Marbella aparecieran unos policía sin uniforme a pedir explicaciones al conserje; es impresentable que la Concejala de cultura de esta localidad tratara de boicotear un encierro de Marea Verde en el mismo centro y atacara a su Twitter a la enseñanza pública a la vez que firmaba un convenio para la llegada a la localidad de un holding inversor suizo que construirá una universidad que costará 15.000 euros a cada alumno; pero es absolutamente patético que a estudiantes como David -que luchan para que al menos la enseñanza pública les de unas herramientas dignas con las que poder acceder al inexistente mercado laboral- se le sancione justo con lo que menos tiene: 2000 euros.
La conclusión que extraemos no merece profundas reflexiones: los poderosos se ponen nerviosos cuando los ciudadanos ejercen como tales pidiendo explicaciones a los políticos. Pero lo que más les inquieta es cuando dichos ciudadanos se juntan para defenderse y se unen para reclamar lo que legítimamente les corresponde. De ahí que los poderes de turno traten de amedrentar, asustar, infundir miedo, desmoralizar, desmovilizar, invisibilizar protestas, y cuantas acciones consideren oportunas para instalar la mortal paz en la que quieren instalar a unos súbditos aislados e indefensos.
Pero queremos dejar claro desde estas líneas que el colectivo Marea Verde sabe defenderse y luchar, sabe cuáles son sus derechos constitucionales, y sabe cuándo unos poderes tratan de usurpar a los ciudadanos (no súbditos) aquello que tanto tiempo les había costado conseguir. Por eso la multa a David es la multa a todos nosotros, por eso la respuesta es colectiva desde Marea Verde, por eso TODOS SOMOS DAVID.
Aprende de tus errores, Goliat.
COLECTIVO MAREA VERDE ANDALUCÍA
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